Cómo empezar a ser Digiyayo te cuenta como se han adaptado muchas personas al desafío de la tecnología y a las nuevas formas de vida. Hablemos de nuestros queridos nacidos en los años 60. Esa generación gloriosa que creció con la televisión en blanco y negro, escuchó música en vinilos, usó teléfonos con disco y… ¡sorpresa! Ahora mandan stickers de gatos por WhatsApp como si fueran millennials, con extra de emojis. ¿Quién dijo que no se puede aprender a programar una videollamada de Zoom (tranquil@s, ya hablaremos de esto) después de los 60… aunque sea por accidente?
Cómo empezar a ser Digiyayo: cómo los nacidos en los 60 están ganando la guerra digital (a su ritmo, claro)
La brecha digital con nuestros mayores ha sido tan real como los mensajes reenviados doce veces sobre remedios caseros en sus grupos de familia. Pero ojo, no subestimemos a esta generación: han recorrido un camino tecnológico más largo que el cable del cargador de un Nokia 1100. Su evolución digital no ha sido una carrera, sino una ruta de senderismo… pero con mochila, bastón y, últimamente, pulsera de actividad.
Vamos a analizar —con cariño, sarcasmo y risas— cómo han evolucionado en el mundo digital nuestros boomers, esos nacidos en la década de los 60, que un día temieron que Internet “se rompiera” por apretar un botón, y hoy ya hacen videollamadas, compran por Amazon y ven series en Netflix hasta las 2 a. m. Eso sí, preguntando en cada capítulo si “ya se ha acabado”.
De la máquina de escribir al teclado inalámbrico

Los nacidos en los 60, empezaron su vida laboral con máquinas de escribir —esas reliquias que sonaban más que una manifestación— y ahora dominan teclados inalámbricos con la misma soltura con la que pelan una naranja sin tocar el gajo. Primero pensaban que “Enter” era un botón nuclear. Luego vinieron las clases de YouTube a 0.25× y ¡voilà!, ya compilaban enlaces con una soltura que haría llorar de emoción a cualquier profe de informática de secundaria.
Redes sociales: el nuevo barrio donde saludar a todos
Facebook fue su reencuentro con el pasado: compañeros del cole, vecinos de infancia, aquel primo del pueblo que no veían desde la Expo del 92. Y ahí están, comentando con emojis generosos, compartiendo frases motivacionales, y haciendo scroll mientras piensan que “esto antes no hacía falta”. Las stories les duran más que a nosotros un contrato con permanencia, pero eso sí: siempre saludan.
WhatsApp: el nuevo café del barrio
Tienen hasta 38 grupos: “Familia”, “Familia sin Marta”, “Senderismo suave”, “Senderismo con bocadillo”, “El grupo de antes”, “El nuevo grupo” y “Grupo para crear otro grupo”. En WhatsApp todo se vale: audios eternos, memes con fondo azul, letras en Comic Sans y cadenas sobre santos que dan suerte si las reenvías antes de que se te enfríe el café. La privacidad digital es algo que “ya si eso, más adelante”.
Streaming y apps: del VHS al binge-watching
Quienes antes rebobinaban con un boli BIC, hoy pausan series para comentar el guion por Telegram. “Netflís” ya forma parte del idioma oficial y no tienen problema en tragarse ocho capítulos seguidos… con mantita, infusión y un poco de quejica: “¿Por qué gritan tanto los jóvenes en esta serie?”. Spoiler: ni ellos lo saben, pero no se lo pierden.
Compras online: del mercado a Mercado Libre
¿Recuerdas cuando desconfiaban de comprar algo sin tocarlo? Pues ahora les llega una batidora, dos libros, una alfombrilla lumbar y un pack de pastillas de jengibre “por si acaso”. Las reseñas que escriben son mejores que cualquier campaña de marketing:
El hervidor va bien. Hace ruido, pero como todo lo moderno. Mi señora lo aprueba
Ahora han descubierto hacer la compra online, el supermercado favorito al alcance de un click, la moda más en tendencia, gracias a su nieta, es tan sencillo como tener la tarjeta a mano.

Cómo empezar a ser Digiyayo. Del paseo al sendero: trekking con GPS

Antes el paseo era hasta el banco de la esquina. Ahora, son mochileros en potencia. Se han pasado al nordic walking con más estilo que un anuncio de Decathlon. Llevan apps de rutas, pulseras de actividad, y conocen los mejores bancos a la sombra como si fueran monumentos. La gorra de visera no falta, el bastón va decorado, y el GPS canta más que el transistor. Eso sí, la crema solar está siempre en la bolsa… junto a una navajita multiusos por si toca almorzar.
Boomers del siglo XXI: actitud, aptitud y evolución sin drama
Estos boomers no vienen a dar lecciones. Vienen a demostrar que vivir es adaptarse. Cambiaron el teléfono de ruedecita por un smartphone con lector de huellas, el álbum físico por la nube, y el fax… bueno, el fax se extinguió con dignidad. Han asumido la globalización, se apuntan a cursos de “Apps para mayores” y le preguntan a Alexa qué tiempo hace antes de sacar al perro.

Cómo empezar a ser Digiyayo. El Blog
Este blog es para quienes creen que vivir no tiene edad, que la digitalización no es una amenaza sino una oportunidad, y que reírse de uno mismo (y del botón de “actualizar”) es el mejor antídoto contra el envejecimiento. Sin olvidar el buen humor, a mal tiempo buena cara, ya decía mi abuela.
Para comprobar esta teoría, escribiremos nuestras aventuras, vivencias y otras «pendejadas» como dicen en el otro lado del charco (soy un habitual cruzador del charco), que, intentaremos te saquen una sonrisa.
Moraleja final:
Nunca subestimes a una boomer o boomer con gorra, bastón y Wi‑Fi.
Puede que tarden en abrir Zoom…
Pero cuando lo hagan, montan una videofiesta internacional.